Las Injurias
(Imagen extraída de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional)
Mi primer contacto con el Barrio de las Injurias se produjo con la lectura de Mala hierba de Pío Baroja. El escritor definía de este modo a sus habitantes:
"Era gente astrosa: algunos, traperos; otros, mendigos; otros, muertos de hambre; casi todos de facha repulsiva. Era una basura humana, envuelta en guiñapos, entumecida por el frío y la humedad, la que vomitaba aquel barrio infecto. Era la herpe, la lacra, el color amarillo de la terciana, el párpado retraído, todos los estigmas de la enfermedad y la miseria".
Me llamó mucho la atención porque nació a mediados del siglo XIX, como si fuera la sombra o el lado oscuro del ensanche de Madrid que hoy se conoce como Barrio de Salamanca construido al albor del Plan Castro. Se encontraba junto al Puente de Toledo y, en un principio, pensé que podría utilizarlo como escenario de la novela. Sin embargo, al investigar, descubrí que fue desalojado el diez de septiembre de 1906. Debió de ser una noticia bastante sonada porque, incluso los periódicos más importantes de la época, como los del trust de Miguel Moya, enviaron reporteros para que narraran la noticia. La imagen está extraída de la página dos del diario El Liberal del día once de septiembre de mil novecientos seis y ocupa casi dos columnas. El diario ABC tomó fotografías del desalojo.
Las razones del desalojo no están muy claras. Aunque insalubre, era un asentamiento que llevaba decenas de años en Madrid. Incluso aparecía en los planos de la ciudad. Algunos consideran que fue una represalia contra el atentado que, meses atrás, sufrió el monarca Alfonso XII el día de su boda. Se temía que la miseria de ese vecindario fuera la chispa que prendiera la llama del anarquismo en la capital.

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